En la evolución hay dos mecanismos independientes el uno del otro. Un mecanismo es el de producir formas, características o novedades; y el otro es el de preservarlas (lo que Monod llamó azar y necesidad). Algunas de las nuevas formas son preservadas por la selección natural independientemente de cómo sean producidas, y sobre este mecanismo de la selección natural no hay en general dudas importantes. Pero de lo que no sabemos lo suficiente es acerca del mecanismo que produce la innovación en evolución.
Lo admitido desde la Nueva Síntesis es que son las mutaciones genéticas aleatorias las que causan las novedades, pero esta idea tiene muchos problemas, uno de ellos que las cuentas no salen. La mayoría de las mutaciones son negativas o fatales y conducen a organismos no viables. La respuesta a este problema suele ser que las mutaciones beneficiosas, aunque muy raras, son seleccionadas y como la evolución trabaja con muchos millones de años de tiempo al final esos organismos más adaptados desplazan a los otros. Pero hoy en día sabemos que la mayoría de los rasgos proceden de interacciones entre muchos genes en unos “circuitos de genes”. Por ejemplo, los planes corporales de muchos organismos surgen de redes de genes como los circuitos de genes Hox. Para pasar de una serpiente a un hombre no necesitas muchos genes nuevos sino un cableado diferente de los genes existentes dentro de lo que es esencialmente el mismo circuito. En este circuito hay unos 40 genes y las formas en que unos pueden influenciar a otros arrojan un número de 10700, es decir, más que las partículas que hay en el Universo. ¿Cómo consigue la evolución cablear un pez para convertirlo en un humano?
Este es el principio de la entrada a una entrevista reciente que aparece en el blog La nueva ilustración evolucionista. El contacto con los colaboradores del blog fue propiciado por un artículo de Philip Ball en la revista Nautilus, donde citaba algunas de nuestras aportaciones en relación a la aparición de la innovación en evolución. Este es un tema apasionante cuyo avance sin duda nos entusiasmará y sorprenderá en los próximos años.